Paridad: Redefiniendo a Chile

Publicado en 21 junio, 2023

Simone de Beauvoir en su libro “El segundo sexo” nos dice que las mujeres están dentro de la sociedad controlada mayoritariamente por hombres, y que a su vez se encuentran bajo una situación de subordinación[1]. Tal como menciona la autora, la relación entre los hombres y las mujeres se ha visto atravesada por una sociedad marcada de lógicas, pensamientos y conductas patriarcales que han tendido a la normalización de dejar el espacio público a los hombres, y el espacio privado a las mujeres. Así, elementos como la política han sido predominantemente ocupados por los hombres a raíz de esta distribución estereotipada a lo largo de la historia. Por esta razón, analizaremos la realidad del fenómeno del concepto de paridad limitándose a Chile, a partir de dos argumentos: la distribución del poder y la idea de Chile como un país en vías de desarrollo, entendiendo la paridad como aquel principio, evidenciado en distintas acciones, que apunta a alcanzar la misma cantidad de mujeres y hombres en el desarrollo de una determinada labor dentro de la sociedad.

Distribución del poder

En las últimas elecciones se han incorporado medidas correctivas basadas en el principio de paridad, lo que ha hecho que, en ciertas circunstancias hombres y mujeres deban ser reemplazados por el candidato que le seguía en votos para alcanzar la igual participación de ambos. La consideración del principio de paridad genera un fenómeno de mayor competitividad. Ahora bien, no es una cuestión de agregar por agregar, ya que detrás existe todo un trasfondo histórico y simbólico de concretar una medida que hace reflexionar sobre la estructura del espacio político, con una distribución del poder en partes iguales tanto para mujeres como hombres ante la invisibilización de las mujeres en el espacio público.

Más allá de las posiciones discordantes que puedan darse en torno a esta medida, se hizo necesario el debate en el espacio público para entender el propósito de la paridad, que concibe a mujeres y hombres como iguales en cuanto a las capacidades y el aporte que ofrecen para hacer de la sociedad una más justa. Esto ha sido especialmente importante en el marco del debate constitucional, ya que “el objetivo de la paridad no es la presencia femenina en si misma sino la redistribución del poder social[2]”.

Aunque muchas veces se remita al argumento de que no se escoge por el sexo, sino más bien por las habilidades de la persona para tomar las decisiones correctas, la paridad irrumpe como una forma de inclusión ante este tipo de procesos decisorios que permiten transitar a buscar la estabilidad nacional frente las relaciones desiguales que se han configurado históricamente.

Chile como país en vías de desarrollo

Remitiéndonos al caso nacional, hay un problema intrínseco dentro de la sociedad que complejiza medidas de este tipo, en cuanto rompe con lo que estaba establecido hasta ese momento, suponiendo un quiebre sociocultural que las nuevas generaciones adoptan y apoyan de mejor manera que aquellas más antiguas en donde puede existir mayor resistencia al cambio y adoptar medidas correctivas.

La discusión sobre la paridad en la actualidad tiene como antecedente más reciente las críticas feministas y en particular los movimientos feministas que se han venido desarrollando durante la última década, algo que se vio masificado por el estallido social en el año 2019, como una polémica más dentro del malestar general. Es así, que se gestan medidas legales como la Ley de paridad de género que valida la paridad[3], instalando nuevas dimensiones dentro del país que permitan avanzar a una materialización de la lucha feminista ante la escasa presencia de las mujeres dentro de los espacios políticos desde la organización política de Chile en el siglo XIX.

Consideraciones finales

Entendemos la paridad como una forma de visibilizar a las mujeres dentro de espacios a los cuales no pertenecían históricamente. La lucha por la emancipación y liberación de lógicas patriarcales se evidencia por la apertura de este tipo de espacios que habían dejado fuera a las mujeres muchas veces para mantener el estado de orden de la sociedad o debido a la inexperiencia que tenían, y por cierto que hubo un afán de mantener la exclusividad relegando el “trabajo” de cada sexo a un espacio determinado[4].

La tarea de visibilizar y normalizar este tipo de actos no es fácil, ya que supone una transformación definitiva en las bases constitucionales y sociales, algo que viene a cuestionar lo que se entiende por democracia, en tanto no reflejaba el principio de igualdad entre las personas en cuanto a la representación y participación política se refiere. El debate sobre la paridad no queda exento de opiniones discordantes entre sí, empero, debemos ver la paridad como un avance no sólo para el movimiento feminista, sino que para la política nacional y el progreso de la sociedad que busca materializar cambios de esta índole. Reflexionar sobre el concepto de paridad resulta fundamental para comprender que tanto mujeres como hombres son capaces, estando en igualdad de condiciones, y que, por lo mismo, se debe hallar un equilibrio entre ambos sexos para tomar decisiones con significancia nacional.


[1]Beauvoir, Simone, El segundo sexo. Santiago, Penguin Random House, 2018, p 587.

[2] Zúñiga, Yanira, “La paridad constitucional: raíces y proyecciones”. Lidia Casas, Javier Couso, Jorge Correa, Rodolfo Figueroa, Matías Guiloff, Domingo Lovera y Judith Schonsteiner. Anuario Derecho Público. Santiago. Ediciones Universidad Diego Portales.2021.p.79.

[3] Ley N°21216, Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 2020, https://bcn.cl/2gebj

[4]Benavente, Daniela, Espinace, Denisse, Rojas, Jaime, “La representación política de las mujeres en Chile: Desde el derecho a sufragio a la paridad de género” Universitas, Nº38. 2021. p.219

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