La Guerra sin fin

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Publicado en 25 junio, 2022

Contra todo pronóstico, el líder de una nación dividida lanzó una operación militar en el territorio ocupado por un gobierno autoritario que oprimía a sus compatriotas. El plan era sencillo: una guerra relámpago. Todo sucede según su plan, que le posiciona como un gran estratega y refuerza su imagen de líder indiscutible. En un par de días su ejército consigue ocupar la capital del territorio enemigo. El mundo observa horrorizado; la Tercera Guerra Mundial es inminente. Sin embargo, aunque el líder ha ganado una batalla, aún no ha ganado la guerra. Para ello sus compatriotas, aquellos a los que prometió liberar, deben alzarse contra las fuerzas autoritarias para asestar el golpe final y sellar la victoria. Sin embargo, esto no ocurre, los meses pasan y el desgaste empieza a hacer mella. La invasión, aunque inicialmente exitosa, no logra su objetivo original.

Ha estado en boca de todos desde febrero de este año: la invasión rusa de Ucrania, o como la llama el presidente Vladimir Putin la “operación militar especial”. Sin embargo, el pasaje anterior describe los primeros meses de otra guerra: la Guerra de Corea.

La Guerra Olvidada

Un día como hoy – 25 de junio –, hace 52 años, Corea del Norte invadió Corea del Sur con la intención de unificar la península. Kim Il Sung (1912-1994), al igual que Putin en 2022, tampoco se refirió a esta operación como una invasión. Para él se trataba de una Guerra de Liberación de la Patria (Jogukhaebang Jeonjaeng) porque el Sur se encontraba bajo el gobierno de “un tirano que no tenía reparo alguno en oprimir a sus conciudadanos” y que además era un “títere de los Estados Unidos”.

A pesar de paralelos, como las motivaciones de ambos líderes y el contexto internacional, cuando los analistas comparan entre la invasión rusa de Ucrania con otros conflictos bélicos, la Guerra de Corea brilla por su ausencia. Aunque la propia inteligencia militar ucraniana ha señalado que Rusia pretender dividir Ucrania para “crear dos Coreas en territorio ucraniano”, los analistas se han centrado en las lecciones que la invasión de Ucrania ofrece para la seguridad de la península de Corea, en lugar de explorar cómo el conflicto coreano nos puede ayudar a interpretar nuestro presente.

La Guerra de Corea, uno de los primeros conflictos de la Guerra Fría, se presenta a menudo como un simple episodio en el conflicto entre las superpotencias, y la península coreana como un mero escenario en el cual el pueblo coreano carece de protagonismo. Los detalles se pierden en el fondo y luego se olvidan.

De hecho, la expresión “La Guerra Olvidada (The Forgotten War)” surgió mientras se desarrollaba el conflicto. En 1952 los periódicos estadounidenses comenzaron a referirse al conflicto como la Guerra Olvidada y a sus soldados como “símbolos solitarios de una nación demasiado preocupada por la economía (como para pensar en la guerra)”. Además de la irrupción de la cultura de masas, es posible identificar dos razones que han contribuido al olvido de la Guerra de Corea. En primer lugar, la Guerra de Corea se ve eclipsada por dos acontecimientos de marcada importancia histórica mundial: La Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam. Mientras el primer episodio representa la mayor victoria militar de los Estados Unidos, el segundo representa su primera gran derrota. 

Memorial a los Veteranos de la Guerra de Corea ubicado en el National Mall, Washington DC. Este memorial también es opacado por el Memorial nacional a la Segunda Guerra Mundial y el Memorial a los Veteranos de Vietnam.
Memorial a los Veteranos de la Guerra de Corea ubicado en el National Mall, Washington DC. Este memorial también es opacado por el Memorial nacional a la Segunda Guerra Mundial y el Memorial a los Veteranos de Vietnam. 

Créditos: Ross Dunn https://www.flickr.com/photos/rdb466/47617577121/in/photostream/ 

En segundo lugar, las hostilidades terminaron sin un claro vencedor. A pesar de la existencia de un Museo de la Guerra Victoriosa en Pyongyang, la península quedó devastada y dividida en torno al mismo paralelo 38 por debajo del cual las superpotencias habían establecido sus zonas de ocupación en 1945.

La Guerra que nunca terminó 

A continuación presentamos un breve resumen del conflicto, seguido de tres elementos característicos de la Guerra de Corea que ofrecen lecciones útiles para analizar la invasión rusa de Ucrania. 

Después de que Iósif Stalin (1878-1953) aprobara el plan de Kim Il Sung para liberar el Sur, Corea del Norte lanzó una invasión a gran escala (25 de junio de 1950). Estados Unidos, preocupado por el posible efecto dominó que una Corea unificada bajo la bandera de una república socialista podría traer a Asia Oriental, decidió enviar sus tropas, aunque esta vez bajo la bandera de las Naciones Unidas ya que la invasión norcoreana constituía una violación del mandato de la ONU de «velar por la paz y la seguridad internacionales» (27 de junio). El Ejército Popular de Corea continuó su descenso, capturando ciudad tras ciudad hasta llegar al río Naktong, cerca de la ciudad de Busan, en la región más meridional de la península. Allí, las fuerzas combinadas surcoreanas y estadounidenses lograron establecer un perímetro y contener a los invasores (4 de agosto de 1950). Paralelamente, el general Douglas MacArthur (1880-1964) realizó un exitoso desembarco en Incheon, que cambió las tornas de la guerra (15 de septiembre de 1950). Las fuerzas organizadas bajo la bandera de la ONU recuperan todo el territorio perdido y cruzan el paralelo 38 hacia el territorio norcoreano (1 de octubre de 1950). La marcha hacia el norte de EEUU y sus aliados preocupa a China, que responde enviando sus tropas a la frontera norcoreana (25 de octubre). La entrada de China y su ejército de «voluntarios» cambia de nuevo el curso de esta guerra y las fuerzas combinadas chinas y norcoreanas marchan hacia el sur y capturan de nuevo Seúl (4 de enero de 1951). Tras seis meses de conflicto, la Unión Soviética propone iniciar las negociaciones para un armisticio entre ambas partes y éstas comienzan en la ciudad de Kaesong (10 de julio de 1951). 

El armisticio es el primero de los tres elementos más característicos de la Guerra de Corea y uno de los más relevantes a la hora de analizar el actual conflicto entre Rusia y Ucrania. La palabra armisticio viene del latín armistitium, arma + sistere (parar). En consecuencia, se trata de un cese de hostilidades. Cabe señalar que a lo largo de las discusiones, que duraron dos años, el armisticio fue roto por ambas partes y posteriormente ha sido violado en varias ocasiones. Debido a su carácter temporal, el armisticio es la principal razón de los problemas de seguridad en la península coreana; en cualquier momento cualquiera de los bandos puede reanudar la agresión. De este modo, la guerra de Corea sigue sin terminar.

Quizás uno de los legados más visibles del armisticio es la Zona Desmilitarizada (DMZ – Demilitarized Zone). Esta zona, de visita obligada para los turistas que visitan Corea, tiene 250 kilómetros de largo y 4 kilómetros de ancho, siendo su eje la Línea de Demarcación Militar. Sin embargo, la existencia de esta zona no garantiza la seguridad de ambos países. De hecho, la zona “desmilitarizada” es una de las fronteras más militarizadas del mundo. 

Otro de los elementos que caracteriza al conflicto coreano y el cual está vinculado con las discusiones del armisticio es el intercambio de prisioneros de guerra (POW – Prisoners of War). Como hemos visto en el breve resumen de las hostilidades, ambos bandos capturaron la capital de su enemigo y llegaron a controlar gran parte del territorio de su contraparte. Como resultado, el número de prisioneros de guerra alcanzó cotas sin precedentes para un conflicto “limitado”. La Convención de Ginebra, ratificada en 1949, estipula que los prisioneros de guerra “deben ser repatriados sin demora luego del cese de las hostilidades”. ¿Pero qué pasaba si los prisioneros no desean regresar? En efecto, los prisioneros de guerra retenidos por las fuerzas de las Naciones Unidas habían manifestado su deseo de no regresar a sus países. En el caso de los prisioneros norcoreanos, estos temían por su vida o las de sus familias tras cooperar con las fuerzas de la ONU. En el caso de los “voluntarios” chinos, un grupo importante había sido capturado durante la guerra civil china y su lealtad estaba con la República de China (actual Taiwán). El presidente estadounidense, Henry S. Truman (1884-1972) consideró que la única solución moralmente correcta era aplicar una “repatriación voluntaria”. Así, entre los prisioneros chinos y norcoreanos, cerca de 80.000 fueron devueltos a sus países mientras que aproximadamente 50.000 fueron repatriados a distintos países. Sorprendentemente, 21 soldados norteamericanos también rechazaron la repatriación y prefirieron permanecer en Corea del Norte.

Prisioneros de Guerra Norteamericanos

Primera Guerra MundialSegunda Guerra MundialCoreaVietnamGolfo Pérsico
Capturados4,120130,2017,14077223
Repatriados3,973116,1294,41865823
Rechazan repatriación002100
Muertos en cautiverio14714,0722,7011440
Fuente: Missing in Action/Prisoners of War
http://www.koreanwar-educator.org/topics/pow_mia/index.htm

Lecciones

El conflicto coreano puede ayudarnos a interpretar e imaginar escenarios para la resolución del conflicto en Ucrania.

El primero tiene relación con los cambios en la política de las superpotencias. Como señalamos al inicio de esta columna, Kim Il Sung tuvo que esperar la aprobación de Stalin para comenzar su operación militar. Este año, Putin esperó hasta después de los Juegos Olímpicos de Beijing para lanzar su operación militar. Se dice que China le habría solicitado a Putin retrasar su invasión. Y de la misma forma en que los Estados Unidos condenó la invasión a Corea del Sur, Washington tomó la iniciativa y asumió el liderazgo de occidente en la condena de la agresión rusa a través del establecimiento de sanciones económicas. Sin embargo, experiencias como la guerra de Corea y otras han hecho que las superpotencias sean más cautas a la hora de ofrecer apoyo. Cuando en el pasado las ideologías empujaban a adoptar medidas irracionales, en nombre de la solidaridad socialista China hipotecó toda posibilidad de unificar Taiwán mientras que los Estados Unidos se vio obligado a defender a un territorio que había dejado fuera de su perímetro defensivo, ahora vemos una aproximación más pragmática.

En segundo lugar, la guerra de Corea ofrece valiosas lecciones a la hora de reflexionar sobre la resolución del conflicto en Ucrania. En algún momento llegará el momento de discutir el cese de las hostilidades, el intercambio de prisioneros y la cuestión de la frontera. En este sentido, el conflicto coreano esboza algunas de las dificultades que podrían surgir en caso de que los prisioneros capturados se nieguen a ser repatriados y en la definición de una nueva frontera entre Rusia y Ucrania. 

Pero quizá una de las lecciones más importantes provenga de la expresión con la que se recuerda el conflicto coreano. Los contemporáneos de la Guerra de Corea se olvidaron rápidamente del conflicto, atrapados por otras distracciones. Del mismo modo, aunque las noticias y las redes sociales estaban saturadas de información sobre la invasión rusa de Ucrania, otras consideraciones como el aumento del coste de la vida, las preocupaciones por la seguridad, las crisis políticas y la aparición de nuevas variantes del COVID han relegado este conflicto a un segundo plano.

Mientras escribo esta columna, miro una bandera ucraniana colgada en la ventana de un vecino. Es el único recordatorio que tengo de que el conflicto no ha terminado. Aunque sea difícil, intentemos no olvidar para que la invasión rusa de Ucrania no se convierta en una segunda «Guerra sin fin».


Autor

  • Camilo Aguirre Torrini

    Investigador Asociado del Centro de Estudios Comparados de Corea, Universidad Central de Chile. Estudiante de Doctorado, Univeristy of Sussex. Magíster en Estudios Coreanos, Seoul National University. Licenciado en Historia, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

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