La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible ha sido uno de los tópicos de conversación más influyentes de la actualidad. En la presente columna se presentarán los objetivos generales de la Agenda, y se realizará una comparación del desarrollo de áreas específicas asociadas a la protección del medioambiente dentro de la región de América Latina, particularmente en Paraguay, Panamá y México.
La Agenda 2030
En septiembre de 2015 fue aprobada la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” por la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), donde 193 Estados miembros de las Naciones Unidas se incorporaron a este proyecto[1]. La Agenda 2030 es un consenso multinacional que tiene por objeto la aplicación y desarrollo de metodologías, prácticas e instituciones sustentables a través de los “Objetivos de Desarrollo Sostenible” (ODS). Esto no refiere únicamente a materias medioambientales (como la protección de la biodiversidad y las acciones para revertir los efectos del cambio climático), sino que también busca mejorar aspectos de género, educación, economía, sostenibilidad, entre otros, para avanzar hacia un mundo más próspero e igualitario[2]. Es decir, la Agenda surge como una respuesta a los desafíos mundiales más urgentes de la actualidad[3].
Por lo tanto, la Agenda 2030 se presenta como una oportunidad ideal para el desarrollo de la región de América Latina en materia de la transformación de la economía, la sostenibilidad y el progreso hacia una sociedad más amigable con el medioambiente y acorde a los estándares de calidad de vida mundiales que propone la Agenda. Para efectos de esta columna, centraremos el análisis en los ODS referidos al desarrollo sostenible de la producción (n°12), la acción contra el cambio climático (n°13) y el cuidado de los ecosistemas terrestres (n°15). Esto, con el objetivo de comparar su aplicación y avances en Paraguay, Panamá y México a partir de los datos recogidos en los “Informes Voluntarios Nacionales” (VNR) de cada país correspondientes a los años 2021 (Paraguay y México) y 2020 (Panamá).
El caso de Paraguay
Paraguay es uno de los países que se encuentran firmemente comprometidos con la Agenda 2030 desde una perspectiva medioambiental. A pesar de ello, el Instituto Nacional de Estadística (INE) aún no presenta indicadores que tengan relación con los ODS n°12 y n°13 hasta la fecha[4]. Por otro lado, la república paraguaya presenta dos instituciones que tienen como objetivo responder de manera eficaz a los dictámenes del ODS n°12, aquellas son la “Secretaría de defensa del consumidor y el Usuario” (SEDECO) y el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADES), encargado de dirigir las políticas ambientales nacionales y evaluar los efectos ambientales de la producción de la industria, entre otras funciones[5].
El Congreso Nacional dictó diversas leyes y decretos que abogan por el desarrollo de la producción y el consumo responsables para evaluar, analizar y proteger su producción agrícola debido a su vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático, como así lo demuestra la implementación del “Plan Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y Adaptación al Cambio Climático en el Sector Agrícola del Paraguay 2016-2022″ implementado en 2016[6]. Cabe destacar que esta implementación no solo aporta en el ODS n°12, sino que también lo hace en el n°13, el cual tiene como foco la acción por el clima. Del mismo modo, Paraguay presenta importantes implementaciones para el estudio de los bosques que aportan en la reducción del impacto ambiental por el cambio climático, como lo hace el Decreto número 3246 promulgado en enero de 2020, que reglamenta el “Sistema Nacional de Monitoreo Forestal” apoyado por el Instituto Forestal Nacional (INFONA)[7].
El decreto aporta a todos los ODS estudiados (n°12, n°13 y n°15), debido a que implementa un sistema que analiza las condiciones del bosque paraguayo y administra su desarrollo, pudiendo comprender y posiblemente reducir el impacto del cambio climático. Además, aporta a una producción y consumo responsables de los recursos forestales del país[8]. Sin embargo, a pesar de la amplia gama de leyes y decretos introducidos por el gobierno para aportar en la agenda 2030, los presupuestos que se utilizan para la protección del ambiente y su conservación por medio de políticas sostenibles son limitados de sobremanera, por ejemplo, el ODS n°12 utiliza 6,2% del total presupuestado en el presupuesto general de la nación (PGN) y las acciones que aportan a los ODS n°13 y n°15 sólo representan el 0,1% del PGN para el año 2020[9].
Por tanto, es posible destacar que Paraguay muestra interés por apoyar la lucha contra el cambio climático y proteger el ambiente, sin embargo, estos intentos e intereses se ven limitados por la reducida cantidad de presupuesto que existe para ellos, lo que indica que las tendencias de aporte para cumplir los objetivos de desarrollo sostenibles están dirigidas a áreas más económico-industriales y societales. No obstante, es de vital importancia resaltar la alta interconexión que tienen los objetivos y los planes de los ODS planificados por la República.
El caso de Panamá
Panamá presenta una fuerte protección del recurso hídrico del Canal de Panamá con relación al consumo y producción sustentables, lo que, a su vez, favorece la lucha contra el cambio climático y el cuidado del ecosistema. Así lo demuestra el “Programa de Incentivos Económicos Ambientales” (PIEA), el cual se basa en la aplicación de distintos modelos de reforestación utilizando adecuadamente la tierra, vigilando las condiciones de bosques y educando a la población por medio de capacitaciones para la plantación. Además, mejora las condiciones económicas de la población con la comercialización del café, lo que lleva a las acciones de la cuenca a un desarrollo sostenible[10].
Los logros del PIEA son cuantiosos, logrando plantar 3.300.000 de plantones en 7.661 hectáreas gracias al aporte de 1750 productores de la cuenca del Canal. Las plantaciones aportaron directamente en la economía de la población productora, estableciéndose 2470 fincas de café arbolado en las subcuencas de los ríos Cirí y Trinidad, lo que supuso una inyección económica de 250.000 balboas para los productores (~245 millones de pesos chilenos)[11]. Resulta interesante destacar nuevamente la interconexión entre los tres ODS indicados previamente y la manera en que la producción sostenible no solo beneficia a la población campesina de Panamá, sino que también contribuye a la reforestación y a la lucha contra el cambio climático, siendo esta medida beneficiosa para el país centroamericano y para todo el mundo.
Otra de las acciones que ha tomado Panamá para abordar los ODS es la “Política Nacional de Humedales (2020 – 2050)”, que ayuda a la conservación, gestión, investigación y protección de estos ecosistemas. Esta iniciativa es vital para la vida, producto de que los humedales proveen un 70% de agua dulce para la población, lo que hace prioritaria su protección, tanto por su valor ecológico como también por su importancia en la vida de los panameños y panameñas[12].
Cabe destacar que el principal problema al que se enfrenta Panamá para poder actuar sobre problemáticas ambientales es la falta de estadísticas e indicadores que permitan comprender y analizar la situación del país. No obstante, Panamá presenta diversos ejes de acción para la protección del medioambiente, que a su vez permite elevar las condiciones de vida de su población rural con inyecciones económicas y educación para utilizar de manera responsable y sostenible los recursos naturales tan valiosos para la lucha contra el cambio climático.
El caso de México
El caso mexicano es ilustrativo para la comprensión de la interconexión de los ODS propuestos por la Agenda 2030, ya que, de acuerdo con el VNR del 2021, las acciones y las medidas tomadas por el gobierno abordan diversos puntos indicados por la Agenda. Esto se ha realizado mediante dedicados al impulso de la economía o la búsqueda de la paz, justicia y construcción de instituciones sólidas como lo hace el proyecto regional “Tren Maya” que impulsará el turismo y la economía del Sureste de México y la creación de la “Estrategia Nacional de Seguridad Pública” que tiene su enfoque en atender las causas estructurales que generan la violencia e inseguridad por medio de programas sociales[13].
En el ámbito de protección ambiental y producción responsable existen diversas propuestas, como, por ejemplo, el decreto que establece la sustitución progresiva del glifosato y el grano de maíz transgénico publicado el 31 de diciembre de 2020[14]. Diversos estudios han demostrado que el glifosato es un herbicida químico nocivo y tóxico para la salud de humanos y animales debido a su potencial cancerígeno. Este químico se aplica en las plantas de manera tal que puede afectar el agua. Por lo tanto, las medidas contra este herbicida resultan pertinentes para el cuidado de la salud de los seres vivos y del ecosistema en general. De allí que este decreto esté dirigido a la protección de la salud de los humanos, animales y el medioambiente.[15].
Finalmente, el proyecto RÍOS es el primer proyecto presentado ante el Fondo Verde del Clima (GCF)[16]. Tiene como propósito aumentar la adaptabilidad de los ecosistemas y de las personas al cambio climático, por medio de la restauración de ríos en las cuencas hidrográficas Ameca-Mascota en Jalisco y Jamapa en Veracruz. Este proyecto fue previsto a llevarse a cabo entre los años 2021 y 2026, y en la actualidad ya está dando frutos con diversos subproyectos de restauración en las riberas de los ríos[17]. El proyecto RÍOS es una iniciativa prometedora que compromete a actores locales de las comunidades de las cuencas para instruirles técnicas para cuidar el ecosistema, comprender los efectos del cambio climático y enseñar cómo actuar para reducirlos. Asimismo, los enfrenta por medio de la restauración de las cuencas hidrográficas pudiendo así cumplir los ODS n°13 y n°15. A pesar de todas las medidas presentadas, en México se presentan desafíos que complejizan el progreso de la Agenda 2030, como la insuficiencia del financiamiento para llevar a cabo acciones gubernamentales para el avance de la Agenda, entre otros[18].
Conclusiones
En base a lo presentado, es posible establecer diversas conclusiones. Primero, la Agenda 2030 se presenta como un centro de unión y acción para elevar la calidad de vida de las personas, proteger el ambiente y ayudar en el progreso de las naciones en desarrollo. Asimismo, provee una metodología y directrices para guiar a los diversos países enlazados con la Agenda. Segundo, en el caso de los países estudiados, es interesante observar las diversas iniciativas tomadas por las naciones que se relacionan entre sí, como el cuidado la protección de los bosques, la reactivación económica de los mismos y su monitoreo, lo que su vez lleva a la revalorización de las cuencas hidrográficas para combatir el cambio climático y aportar en la vida de las personas más vulnerables que dependen de los ríos para subsistir.
Sin embargo, las diferencias representan puntos claves para tomar en cuenta el nivel de las acciones para proteger el medioambiente. Por ejemplo, la cantidad de presupuesto que sustenta el avance de los ODS estudiados es diferente en cada país. En el caso paraguayo representaba el 0,1% de los fondos, lo que limita gravemente su aplicación en el corto plazo. Esto igualmente ocurre en el caso mexicano, donde el gasto para los ODS con enfoque ambiental representaba el 2% del total presupuestado.
Otro caso ejemplar son las tendencias que presentan los gobiernos para actuar sobre los ODS. En el caso mexicano es ilustrativo, aunque existen medidas en beneficio del cuidado del medioambiente, el foco principal está en el avance económico y la búsqueda de la paz, posiblemente asociada a la larga guerra contra el narcotráfico que ha afrontado el gobierno mexicano durante años. En cambio, Panamá presenta diversos proyectos para la protección ambiental en tanto su sustento económico depende del ecosistema.
Por tanto, es posible concluir que en materias ambientales los gobiernos estudiados presentan diversas propuestas para reducir el impacto del cambio climático y progresar hacia una economía más sustentable. No obstante, los contextos y los presupuestos de estos países influyen en el avance de los ODS, de manera tal que la Agenda 2030 no pueda ser óptimamente desarrollada como lo está estipulado.
[1] https://agenda2030lac.org/es/acerca-de-la-agenda-2030-para-el-desarrollo-sostenible
[2] Ibid.
[3] Para conocer aún más en profundidad los motivos de la creación de la Agenda 2030 y la importancia de la ONU en su creación, véase: https://www.pactomundial.org/noticia/agenda-2030-de-la-onu-hacia-donde-vamos/
[4] https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/282692021_VNR_Report_Paraguay.pdf pp. 237 – 242.
[5] Ibid, p. 237.
[6] Ibid, pp. 238 – 239.
[7] Ibid, p. 242.
[8] https://infona.gov.py/vision-mision/
[9] Ibid, pp. 237 – 252.
[10]https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/26427Panama_Informe_Voluntario_Reducido_1_reduced.pdf p. 108.
[11] Ibid, p. 109 – 110.
[12] Ibid, p. 124.
[13] https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/288982021_VNR_Report_Mexico.pdf pp. 57 – 58.
[14] https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5609365&fecha=31/12/2020#gsc.tab=0
[15] https://www.greenpeace.org/mexico/blog/9205/glifosato-herbicida-agente-cancerigeno/#que-es-el-glifosato
[16] https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/288982021_VNR_Report_Mexico.pdf p. 53.
[17] https://fmcn.org/es/proyectos/rios
[18] https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/288982021_VNR_Report_Mexico.pdf p. 124.