La fragmentación del sistema de partidos en Chile ha planteado diversos retos para la gobernabilidad y la toma de decisiones, iniciados principalmente desde la reforma al sistema electoral binominal implementada en el año 2017. Esta reforma tuvo como resultado un incremento en el número de partidos con representación parlamentaria. En la actualidad, hay más de 20 partidos presentes en el Congreso Nacional, lo que ha complicado la capacidad de lograr acuerdos y consensos en distintas materias, debilitándose la cohesión legislativa. En esta columna, examinaremos los desafíos que genera la fragmentación política para la gobernanza en nuestro país. En particular, identificaremos los problemas más relevantes para el funcionamiento del sistema político, el rol que tienen los partidos políticos y la percepción de la ciudadanía respecto a ellos.
En primer lugar, la multiplicidad de partidos ha prolongado los debates y ha impedido la convergencia entre actores con visiones distintas, convirtiendo al parlamento en un espacio menos efectivo para responder a las demandas sociales urgentes que se necesitan hoy en día. La fragmentación, reflejada en un clima de trincheras políticas, ha impactado las dinámicas y también a la percepción pública. Evidenciado en 2014, solo el 6% de la población confiaba en los partidos, y para 2019 esa cifra se redujo a un 2%, según encuestas del Centro de Estudios Públicos (CEP).[1] Asimismo según la Encuesta Bicentenario del 2023, el 1% de las personas confiaba tanto en los partidos políticos como en los parlamentarios, demostrando la escasa aprobación de su capacidad de solucionar las problemáticas actuales y contribuyendo a un clima de desencanto generalizado.
En segundo lugar, en el contexto actual, la fragmentación de los partidos políticos se ha intensificado principalmente por la falta de representación de las agrupaciones más polarizadas y emergentes. Mientras que en el pasado existían partidos más consolidados a partir de una definición ideológica, hoy en día abundan una variedad de agrupaciones con ideologías y propuestas menos consistentes pero que han demostrado la capacidad de atraer a sectores que no se sentían representados por la política tradicional, tal como lo ilustra el Partido de la Gente (PDG).[2] Este fenómeno no solo evidencia el descontento hacia lo anteriormente mencionado, sino que también cuestiona la habilidad de los partidos para ajustarse y atender las demandas de una ciudadanía que reclama mayor representación de sus intereses y participación en la vida política nacional.
En este marco, es esencial entender las dinámicas que impulsan la fragmentación y cómo estas afectan la estructura política chilena. La creciente pluralidad de partidos y la falta de cohesión interna dentro de las coaliciones han complicado la toma de decisiones en el Congreso, dificultando la formación de mayorías parlamentarias estables. Este escenario fragmentado genera incertidumbre sobre la gobernabilidad futura y pone de relieve la necesidad de un sistema político más flexible y receptivo a los cambios sociales y políticos. De este modo, podemos preguntarnos ¿cómo afecta esta fragmentación a la representación política y a la gobernabilidad del país? Este es un cuestionamiento clave en el contexto de la creciente fragmentación, ya que las dificultades para lograr consensos no solo limitan la efectividad del poder legislativo, sino que también deterioran la confianza en las instituciones, aumentando la percepción de inestabilidad política.
Como se mencionó previamente, la fragmentación ha sido un proceso influido tanto por el sistema electoral binominal, como por tensiones internas dentro de las colectividades. Así pues, el sistema binominal privilegiaba la formación de coaliciones estratégicas entre los partidos para asegurar su representación en tanto se elegían sólo a dos parlamentarios por distrito o circunscripción electoral independientemente de la cantidad de electores. Esto implicaba la unión de fuerzas entre grupos con posturas ideológicas similares o afines en términos de sociabilidad política.[3] Por otro lado, el sistema proporcional promueve una representación más inclusiva de los diferentes sectores de la población al asignar varios escaños en función del número de electores en cada distrito o circunscripción electoral. Este enfoque permite que los escaños se distribuyan de manera más equitativa según los votos recibidos, lo que abre mayores oportunidades para las agrupaciones políticas sin requerir que se integren en coaliciones grandes. De este modo, el sistema proporcional busca enriquecer la diversidad en la representación política, facilitando la participación de partidos más pequeños y regionales. En teoría, esto contribuye a un debate democrático más robusto al incorporar una gama más amplia de perspectivas y necesidades ciudadanas. Sin embargo, también conlleva desafíos, como un posible aumento en la fragmentación política y las dificultades para lograr consensos en la gobernanza. Por su parte, la dinámica política de las coaliciones existentes en la actualidad tienden a diluir las distinciones ideológicas al interior de ellas; no obstante este quiebre no se debe únicamente al sistema electoral, sino también a la falta de renovación interna de liderazgos y la incapacidad de los partidos para adaptarse a los nuevos desafíos sociales, lo que ha generado un alejamiento entre las élites políticas y sus bases.[4] Estas tensiones, sumadas a la falta de un proyecto cohesivo, han profundizado la fragmentación del sistema.
En consecuencia, las repercusiones políticas de dicha fragmentación han sido notorias en términos de cohesión y representación de grupos marginales. En un informe sobre multipartidismo, se señala que la proliferación de pequeños partidos ha complicado la construcción de consensos impactando negativamente en la gobernabilidad y limitando la capacidad de los gobiernos de coalición para ejecutar políticas a largo plazo. Esta fragmentación ha contribuido a un ambiente de polarización, donde los partidos priorizan las disputas internas sobre la representación efectiva de sus votantes.[5] Por ende, la creciente desconfianza ciudadana hacia los partidos, que en 2023 alcanzó niveles históricamente bajos, es una clara muestra de este fenómeno, revelando una desconexión profunda entre las instituciones de la política formal y la sociedad, y la incapacidad de los partidos fragmentados para actuar como intermediarios eficientes dentro del sistema democrático. Para finalizar, los efectos de la fragmentación política se ven reflejados en la gobernabilidad del país; la falta de capacidad para formar consensos estables y duraderos ha debilitado la efectividad en la toma de decisiones en el Congreso y ha intensificado la polarización política, comprometiendo la estabilidad del sistema democrático. Diversos análisis coinciden en que esta desconexión entre los actores políticos y la ciudadanía ha debilitado la legitimidad de las instituciones, obstaculizando la implementación de políticas públicas coherentes y aumentando el riesgo de una crisis de gobernabilidad. Esto no solo evidencia un problema estructural, sino también una grave crisis de representatividad en el sistema político chileno. Así pues, los desafíos que enfrenta el país son significativos; se requiere un esfuerzo concertado por parte de todos los actores involucrados para restaurar la confianza ciudadana y fomentar un diálogo constructivo que permita la recuperación de la cohesión social y política, esencial para el desarrollo y fortalecimiento de la democracia en Chile.
[1] Centro de Estudios Públicos (CEP). «Estudio Nacional de Opinión Pública N° 84: Diciembre 2019.» https://www.cepchile.cl/encuesta/estudio-nacional-de-opinion-publica-n84-diciembre-2019-2/.
[2] González, Javier. «Cambiar o Morir: La Crisis Terminal de los Partidos Políticos Chilenos.» CIPER Chile, 18 de junio de 2021.
[3] González, Javier. «Cambiar o Morir: La Crisis Terminal de los Partidos Políticos Chilenos.» CIPER Chile, 18 de junio de 2021.
[4] Mella, Marcelo. «Las Líneas Rojas del Presidencialismo de Coalición en Chile.» ResearchGate, 2023
[5] Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. «Polarización Política: Análisis y Propuestas.» https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=repositorio/10221/32591/1/BCN_polarizacion_politica.pdf.