En su campaña presidencial del 2016, Hillary Clinton aplicó una clara estrategia feminista para contar con el apoyo de las mujeres estadounidenses. Ejerciendo como abogada, primera dama de los Estados Unidos durante la presidencia de su esposo Bill Clinton, senadora y secretaria de Estado, Hillary Clinton proyectó su imagen política como una de las primeras candidatas femeninas en las elecciones de 2016, para interactuar con el feminismo y la demografía femenina, en oposición a la mayoría de votantes masculinos que optarían por el candidato opositor, Donald Trump, en aquel año.
Una vez finalizada la elección, Clinton declararía, contraria a la dirección de su campaña, que su derrota en las elecciones se había producido porque “las mujeres la habían abandonado”[1]. Casi una década después, Kamala Harris, senadora y vicepresidenta de los Estados Unidos, ha entrado a la carrera presidencial en una situación bastante diferente a la de Clinton. Se ha incorporado como candidata ante la decisión de Joe Biden, actual presidente de Estados Unidos, de desistir de participar en la elección presidencial de este año. En este contexto, Harris y Clinton coinciden en el hecho de ser las candidatas mujeres del Partido Demócrata que se habrán enfrentado al representante del Partido Republicano, Donald Trump.
Considerando que esta es la segunda vez que una candidata femenina postula a la presidencia en las últimas dos décadas, en una de las elecciones que parece tener las diferencias de género entre votantes de los partidos Republicano y Demócrata más notables en la historia reciente[2], nos parece importante analizar las relaciones entre las figuras de Hillary Clinton y Kamala Harris, y examinar cómo ambas mujeres se presentan ante su público votante mediante una estrategia política que considera referencias directas al feminismo y al género como una variable de organización social.
La más notable diferencia entre ellas reside en la disímil consideración del género por parte de ambas candidatas. Desde su entrada a las elecciones, se ha vuelto evidente que Kamala Harris ha decidido no apoyarse en su identidad de género como parte de su discurso de la manera en la que Hillary Clinton lo hizo en su campaña electoral.
Para Clinton, las mujeres fueron uno de los grupos que captó mayormente su atención. Por esta razón, la política estadounidense destacó su propia identidad de género como una cuestión que representaba una ruptura dentro de la política de su país, especialmente en contra de la masculinidad que representaba la candidatura de Donald Trump. Con ello, Clinton quería ser la cara de un nuevo ciclo político, con una mujer en su portada, en donde la identidad de una mujer exitosa coexistía también con su rol de madre en su vida privada[3].
Por su parte, Harris ha desplegado acciones de otras características. No interactúa con el discurso feminista fuera de discusiones sobre los temas polémicos que preocupan a las mujeres, como lo ha sido el aborto después de la anulación del caso Roe vs. Wade en el 2022, que dictaba la protección el derecho constitucional al aborto, detonó masivas protestas, elevando el tema a una preocupación nacional. También es notable como sus respuestas ante los ataques de Trump tampoco ponen atención en la variable de género, a diferencia de Clinton que destacaba el sexismo en muchas de las palabras dirigidas a ella por parte del candidato republicano. Harris no destaca especialmente su género u origen étnico en la disputa por la presidencia, sino que se centra en su carrera y sus orígenes de clase media[4].
Estas diferencias demuestran que cada una se han vinculado de manera distinta con su público de interés. Harris, a pesar de no recurrir al feminismo como Clinton, se muestra a sí misma como una figura representante de la nueva generación. Además de su carrera y clase social, aprovecha la oportunidad de situarse dentro de la cultura popular de las generaciones votantes más jóvenes, incluyendo este elemento en su campaña. Apela a la juventud a través de momentos virales, muchos relacionados a artistas femeninas y contenido con un público que tiene gustos similares, y redes sociales, sin necesariamente articular un discurso político tradicional. Por el contrario, propone una estrategia de campaña que alude a su carisma para convencer[5].En tal sentido, Harris deja que su identidad hable por sí misma, de manera que el mismo público saque sus propias conclusiones sobre lo histórico de su candidatura, y quizás de cierta manera no arriesgándose a alienar a sus potenciales votantes que no se identifican con ella en esta dimensión. Considerando esto, con márgenes de error y posibles cambios, hasta ahora Harris tiene un liderazgo entre las mujeres y grupos hispanos, con una ventaja de 44% frente al 41% que tiene Donald Trump[6].
Esto no quiere decir que no haya realizado planteamientos considerando una perspectiva feminista; sin embargo, su forma de acercarse al público no se centra exclusivamente en las experiencias de las mujeres o en la formulación de una estrategia que apela al feminismo. El hecho de ser mujer no es lo único importante para ella, y por lo mismo, muchas feministas no creen que Harris vaya a realizar cambios en la política norteamericana, la que sigue teniendo una cara primordialmente masculina[7].
Hillary Clinton se mostró como una figura más distante de lo que fue Obama en su momento. Ella apelaba a las mujeres desde su posición como una de ellas. Clinton, en su forma de presentarse y en su discurso, parecía representar a las mujeres liberales, pero tradicionales, con trabajo exitoso, educación superior y de clase media, una feminista de la segunda ola. Su forma de interactuar con las votantes femeninas era reflejo de esto: intentaba poner sus propias experiencias de mujer como factor decisivo y su interacción con la cultura pop se hizo a través de eslóganes feministas que destacaban esta dimensión femenina, como con el eslogan “I’m with her”.
Pero las feministas jóvenes ya no comparten la visión e imagen que presentaba Clinton. El feminismo que representaba no se preocupaba de lo mismo que las mujeres del presente, donde la discriminación racial y la clase económica se han vuelto uno de los temas centrales[8]. Esto puede explicar la dificultad de Clinton para conseguir el apoyo de las mujeres jóvenes, latinas y mujeres blancas sin educación universitaria[9].
Hay un cambio notable de cómo Harris y Clinton se han acercado a los votantes desde su interacción con el feminismo. Aunque los resultados de la estrategia de Harris los conoceremos recién cuando finalicen las elecciones, ya vemos una separación entre las candidatas en lo que se refiere al discurso que aplican y sus formas de apelar al público votante en relación a las mujeres y el ser una de ellas. De tal modo, se pone en duda la efectividad de la variable de género y el discurso feminista como ejes articuladores de una campaña política en Estados Unidos.
El hecho de ser mujeres es algo que siempre va a ser resaltado y será un tema de discusión y ataques, especialmente en Estados Unidos, en tanto este país nunca ha tenido una presidenta en toda su historia. Por lo mismo, una candidata mujer tiene el peso de la historia en sus hombros; existe una expectativa invisible para que tomen posturas favorables hacia las mujeres, y también para que asuman un rol como locutoras que deben dirigirse a ellas, ya sea de manera explícita como lo hizo Clinton o de forma implícita como ha sido el caso de Harris.
Las candidatas femeninas están sometidas a estándares distintos que sus contrapartes masculinas. El trato de Donald Trump a Hillary Clinton no fue cuestionado por sus votantes. El candidato republicano la criticó por sus gestos, indicando que la única razón por la que se votaría por ella era por su género. Y parece ser que ocurre la misma situación con Kamala Harris, ya que Trump ha realizado cuestionamientos a sus orígenes étnicos y ha compartido en redes sociales publicaciones que sugerían que Harris habría llegado al poder a través de favores sexuales[10].
Este año, Hillary Clinton expresó en una entrevista con el periódico The New York Times: “Me abandonaron porque no podían tomar el riesgo conmigo, porque como mujer, se supone que debo ser perfecta. Estaban dispuestos a tomar un riesgo en [Donald Trump] – quién tenía una larga lista de, llamémoslo defectos, para ilustrar su imperfección – porque como hombre, podían envisionar a un hombre como presidente y comandante en jefe”[11]. Independiente de las diversas razones que se pueden señalar por las que Hillary Clinton perdió en su candidatura del 2016, su género definitivamente influenció en la decisión de los americanos de todos los distintos grupos demográficos. Lo mismo ocurrirá con Kamala Harris y los votantes este año, cualquiera sea la manera en que ella se presente frente al país.
[1] https://www.nytimes.com/2024/05/25/us/politics/hillary-clinton-abortion.html *Todas las traducciones de las citas de inglés a español han sido realizadas por la autora.
[2] https://today.yougov.com/politics/articles/50358-kamala-harris-donald-trump-2024-election-democratic-convention-inflation-israel-hamas-russia-ukraine-august-17-20-2024-economist-yougov-poll
[3] https://scholarcommons.sc.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1185&context=senior_theses
[4] https://www.politico.com/news/2024/08/19/kamala-harris-gender-2024-election-00174530
[5] https://www.ussc.edu.au/how-kamala-harris-meme-fied-campaign-is-leveraging-social-media-and-gen-z-culture
[6] https://www.reuters.com/world/us/harris-widens-lead-over-trump-with-boost-women-hispanics-reutersipsos-poll-finds-2024-08-29/
[7] https://foreignpolicy.com/2024/08/12/kamala-harris-leyen-kallas-reeves-feminist-foreign-policy-women/
[8] https://www.theguardian.com/us-news/2016/may/23/women-female-voters-us-election-hillary-clinton
[9] https://time.com/4566748/hillary-clinton-firewall-women/
[10] https://www.nytimes.com/2024/08/28/us/politics/trump-truth-social-posts.html
[11] https://www.nytimes.com/2024/05/25/us/politics/hillary-clinton-abortion.html