En el funeral del expresidente Sebastián Piñera, la también expresidenta Michelle Bachelet dijo en su discurso que ese día era “el Estado [de Chile] quien desp[edía] a uno de sus más destacados protagonistas”[1]. En efecto, el haber llevado a la centro-derecha en el 2010 a ganar una elección presidencial desde que lo hiciera Jorge Alessandri hace más de medio siglo es de por sí significativo. Sin embargo, haberlo hecho nuevamente el 2018 lo sitúa como una figura relevante para comprender la política contemporánea de nuestro país. Empero, su repentino fallecimiento adelantó la discusión en torno a su legado en la derecha, un hecho que de cara a la elección municipal y regional de este año, y la elección parlamentaria y presidencial del próximo año se hace relevante si quieren volver al gobierno.
Tal como señalábamos, el año 2010 la centro-derecha llegaba al gobierno tras romper la hegemonía electoral de la Concertación y sus cuatro administraciones. Este hecho es relevante porque significaba que, en teoría, partidos como la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN) eran capaces de ofrecer una nueva visión de país de la mano de una derecha democrática y renovada. Sin embargo y pese a que el mismo Piñera señaló que “en 20 días [habían] avanzado más que otros en 20 años”[2], lo cierto es que su primera administración se dedicó a la gestión de emergencias, el crecimiento macroeconómico y los problemas coyunturales. Temas que, si bien son relevantes, no se correspondían con las altas expectativas generadas en campaña ni con el gabinete de excelencia presentado por el mandatario[3]. Esta experiencia llevaría a que el electorado eligiera por segunda vez a la expresidenta Bachelet en el 2013.
En efecto, la marcada distancia entre las expectativas producidas y la falta de experiencia política evidenciaron que la derecha estuvo 20 años en la oposición y nunca articuló un proyecto político para ofrecerle al país, pues consideraban que el modelo se justificaba y legitimaba por sí mismo. Incluso cuando estuvieron cerca de ganar las presidenciales de 1999 entre Lagos y Lavín, según Cavallo al interior de la derecha “Las figuras centrales del comando [de Lavín] le tem[ían] a un triunfo […] no est[aban] preparados para ser gobierno”[4]. Dicho de otra manera, les acomodaba el pacto de la transición, el no ser gobierno ya que mediante los llamados enclaves autoritarios se aseguraban de que “los adversarios se [viesen] constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que [ellos mismos] anhela[ban]”[5]. Con ello, creerían que el modelo era inamovible, lo que los llevaría a abandonar la discusión política por el manejo macroeconómico, cuestión que a la larga determinó la forma en que la derecha entendía al país e influyó en cómo gobernaron en Piñera 1, fenómeno que intelectuales del sector han denominado el economicismo de la derecha[6]. Resulta una contradicción que actores políticos se rehusaran a hacer política si la entendemos como “la aspiración a participar en el poder”[7] según Weber, pero este problema no fue abordado en su oportunidad durante su primer gobierno y provocó que tropezasen con la misma piedra el 2019.
Pese a la falta de un proyecto político y social por parte de la centro-derecha, el recuerdo del manejo económico y administrativo de su primer gobierno bastó para derrotar a la Nueva Mayoría el 2017, coalición que renegó de su legado concertacionista y lo reemplazó por el proyecto de la “retroexcavadora”. Esta perspectiva será considerada por los más críticos al interior de la Nueva Mayoría como la expresión de un alejamiento de los sectores medios y de centro, los cuales votaron por el regreso del presidente Piñera[8]. Esta nueva administración llegó con la experiencia de haber gobernado, pero su ceguera frente a los problemas del modelo, la obstrucción constante de la Nueva Mayoría y el Frente Amplio, sumado a la pandemia del Covid-19 provocaron que el gobierno se descarrilara a la mitad de su mandato, perdiendo toda iniciativa política pues, tal como dijo el entonces presidente del Senado, existía un parlamentarismo de facto[9].
Esa derecha que Piñera logró unir bajo su figura el 2017 se fragmentó nuevamente, surgiendo un partido a la derecha de la UDI, el Partido Republicano, el que se declaraba de oposición al gobierno de Piñera porque este “se ha[bía] rendido frente a las ideas de izquierda”[10]. Si bien los republicanos lograron consolidarse electoralmente como lo demuestran la primera vuelta presidencial el 2021 o el 35% en la elección de consejeros constitucionales hace un año, -resultado solo superado por la DC en las parlamentarias de 1965 con un 42,49%-, lo cierto es que los republicanos también demostraron que tienen un techo, es decir, no han podido superar el 44-45% del total de sufragios, situación que se repitió en la segunda vuelta presidencial en un contexto de voto voluntario y en el segundo plebiscito constitucional con voto obligatorio.
Es importante recordar que no es posible separar el contexto político del contexto social de nuestro país, el cual se ha caracterizado por dos momentos de movilizaciones que encontraron desprevenida a la derecha. El primero de ellos fue el año 2011 con el movimiento estudiantil, cuyas principales demandas eran según el eslogan de la época una “educación pública, gratuita y de calidad”. Pese a que se hicieron diversos anuncios para responder a las demandas estudiantiles[11], el movimiento del 2011 le dio un golpe al gobierno del cual le costó recuperarse en términos de aprobación, ya que esta que se mantuvo bajo el 50% hasta marzo de 2014[12].
El segundo momento fue evidentemente el estallido social de 2019, cuyas masivas movilizaciones dejaron nuevamente al desnudo que la derecha no entendía al país que gobernaba, ya que al enfrentarse a dichas movilizaciones solo vieron un problema de orden público, pero no pudieron ver que más allá del componente de violencia existían legítimas críticas al sistema. En este proceso, el expresidente Piñera buscó canalizar dichas demandas mediante una vía institucional, para lo cual instó al parlamento a firmar el Acuerdo por la paz y la nueva Constitución. Este documento fue firmado por todos los partidos políticos a excepción de republicanos, el Partido Comunista y el partido de Gabriel Boric -pese a que este firmó a título personal-.
Volviendo a la pregunta principal: ¿cuál es el legado del presidente Piñera en la derecha y cómo se debe rearticular dicho sector si pretende volver a gobernar? Para responder esta interrogante, debemos definir qué es el piñerismo y si es que este existe realmente como una corriente al interior de la derecha. Dicho todo lo anterior, es posible definir al piñerismo como una forma de administrar el Estado, con un énfasis en la gestión, la austeridad, el manejo de crisis y la eficiencia. El expresidente fue de los pocos personeros de la derecha que votaron No en el plebiscito de 1988 y fue capaz de enfrentarse al pinochetismo que aún existía en la derecha el 2013 con la frase de los cómplices pasivos[13]. Sin embargo, es probable que el piñerismo se diluya sin su fundador, estableciendo como su legado a la derecha un amplio grupo de funcionarios experimentados en todo el aparataje estatal.
La trayectoria de la derecha desde el retorno a la democracia se ha caracterizado por la correlación entre la falta de un modelo de sociedad y el economicismo como único marco conceptual para comprender el país, de los cuales el piñerismo también padece. Solo por dar algunos ejemplos, respecto al mundo privado solo vieron un problema tributario, pero no se les ocurrió si debían fortalecer el rol social que las empresas deben tener con la comunidad; en vivienda solo vieron un déficit habitacional, pero no se detuvieron a pensar cómo la planificación urbana puede aumentar o disminuir la desigualdad. Si hacemos caso a las encuestas, existe una alta probabilidad de que la centro-derecha regrese al gobierno en las próximas elecciones[14]. En este escenario, en lugar de hacerse las preguntas que han evitado por 30 años parecieran creer que el próximo gobierno les caerá del cielo y si no son capaces de ofrecer una verdadera visión de país no les irá mejor que en los gobiernos del expresidente Piñera.
[1] https://www.latercera.com/politica/noticia/bachelet-en-ultimo-adios-a-pinera-hoy-es-el-estado-el-que-despide-a-uno-de-sus-mas-destacados-protagonistas/4PIR25JWD5H2NAQCUPK2JUEIJE/#
[2] http://www.cooperativa.cl/sebastian-pinera–en-20-dias-hemos-avanzado-mas-que-otros-en-20-anos/prontus_nots/2010-04-01/133613.html
[3] https://www.biobiochile.cl/noticias/2010/02/09/sebastian-pinera-destaca-la-excelencia-y-la-vocacion-de-servicio-publico-como-las-cualidades-de-su-equipo-ministerial.shtml
[4] Cavallo, Ascanio, Montes, Rocío, “La Historia Oculta de la Década Socialista”. Santiago, UQBAR, 2022, p. 68.
[5] Guzmán, Jaime, “El camino político”, Revista Realidad, Nº7, 1979. p. 19.
[6] Mansuy, Daniel, “Nos fuimos quedando en silencio”. Santiago, IES, 2016. p.100.
[7] Weber, Max, “La política como profesión”. Madrid, Biblioteca Nueva, 2008. p.20.
[8] Walker, Ignacio, “La Nueva Mayoría: Reflexiones de una derrota”. Santiago, Catalonia, 2018. p.12.
[9] https://www.latercera.com/politica/noticia/jaime-quintana-si-pinera-quiere-seguir-gobernando-debe-pasar-a-segunda-linea-y-aceptar-un-parlamentarismo-de-facto/K23A5LL63FHX3IPKEHZFTNREK4/
[10] https://www.t13.cl/noticia/politica/partido-jose-antonio-kast-oposicion-gobierno-01-03-2020
[11] https://www.biobiochile.cl/noticias/2011/08/17/ministro-bulnes-entrega-nuevas-propuestas-para-la-educacion.shtml
[12] https://www.latercera.com/noticia/pinera-culmina-gobierno-con-un-50-de-aprobacion-y-36-de-rechazo-segun-la-encuesta-adimark-de-febrero/#
[13] https://cooperativa.cl/noticias/pais/dd-hh/presidente-pinera-muchos-fueron-complices-pasivos-de-la-dictadura/2013-08-31/082931.html
[14] https://cadem.cl/estudios/comienza-la-carrera-presidencial-evelyn-matthei-lidera-en-intencion-de-voto-espontaneo-con-25-y-se-impone-en-todos-los-posibles-escenarios-de-segunda-vuelta/