Cambios y representaciones: La ultraderecha y la derecha como mayorías en el ensayo constitucional actual

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Publicado en 26 mayo, 2023

La pasada elección del 7 de mayo, una victoria para algunos, una derrota para muchos da mucho campo para analizar. Una de las características principales de esta elección es el retorno al voto obligatorio, ampliando aún más la participación democrática, a diferencia de las elecciones pasadas, parlamentarias y presidenciales de 2021.

Algo muy interesante de observar a priori en los resultados tiene que ver con la representatividad o, disgusto quizás, por parte de los electores, pues los votos nulos y blancos suman en total: 16,98% y 4,56% respectivamente, lo que se traduce en un total de 2.688.179 de votos.  Luego, destacamos al Partido Republicano (PR) como el principal partido que obtuvo una gran mayoría con un 35,41% de las preferencias de los electores con un total de 3.468.258 votos. Ahora bien, la derecha tradicional- Chile Seguro- ha alcanzado un 21,07%, mientras que el oficialismo -Unidad Para Chile, compuesto principalmente por el Frente Amplio sumando en esta ocasión al Partido Socialista- ha alcanzado el 28,59%. Dejando el resto del porcentaje para el Partido de la Gente (PDG) y los partidos de la ex-concertación agrupados en Todo por Chile. Sorprendentemente, el PDG tuvo el peor desempeño en estas elecciones con un 5,48%, inclusive perdiendo ante los partidos tradicionales de la ex-concertación con un porcentaje del 8,95% de las preferencias[1]. En este caso, ambas coaliciones no obtuvieron ningún escaño para participar en la escritura de la carta magna. 

Examinando los datos proporcionados por el Servicio Electoral (Servel), podemos destacar varias situaciones que permiten comprender algunos de los procesos políticos actuales en el país. Por un parte, el electorado chileno inclinado hacia la ultraderecha o derecha tradicional ha marcado la pauta general para la escritura del nuevo texto constitucional. En consecuencia, los escaños obtenidos por el PR son de un total de 23, seguido por Unidad para Chile con 16, luego la derecha tradicional con 11 escaños, y finalmente un único escaño reservado para los pueblos indígenas. Mientras que en el proceso constitucional anterior los representantes de derechas fueron minoría en la Convención y propusieron el rechazo de la propuesta de constitución, en esta oportunidad les tocará dirigir el proceso y tendrán la posibilidad de incluir, al menos en el papel, todo lo que deseen en el texto constitucional. Aunque los escaños obtenidos les permitirán tener el control del Consejo Constitucional, el presidente del PR, Arturo Squella, señalaría que “corregir las dificultades del sistema político”, y que “más que entrar nuevamente a entramparnos en la discusión del catálogo de derechos fundamentales, como lo fue en la Convención pasada”, el nuevo proceso “es una gran oportunidad para avanzar en materias que sean más transversales y que no tengan barreras o confrontamiento ideológico, como la descentralización y la modernización del Estado”[2]. Parece ser que el discurso de los republicanos en torno a la propuesta constitucional ha sido matizado por ahora, siendo una de las temáticas principales a resolver los problemas respecto a la descentralización y modernización del Estado, conceptos interesantes para establecer la discusión que se llevará a cabo dentro de estos meses. 

Ahora bien, es interesante el discurso que propone el PR, pues parece ser más bien moderado, con aires de cambios, frente al discurso establecido a lo largo de su formación, inclusive como partido en el año 2019, encontrando un nicho en donde la derecha tradicional no había encontrado. De hecho, su fundador, José Antonio Kast, proviene del seno de la UDI, partido al que renunciaría para formar el PR. El excandidato a la presidencia en los años 2017 y 2021 ha mantenido un discurso conservador, en búsqueda constante de valores tradicionales, lo cual se refleja en los principios programáticos del partido. Allí señalan como idea matriz creer en “la familia fundada entre un hombre y una mujer como base de la sociedad; el bien común y el concepto de patria; la economía social de mercado (…)”[3]. En diversas declaraciones, los miembros del PR plantean que “por responsabilidad y para evitar que un texto refundacional como el anterior se repita”[4].

En búsqueda de la moderación y diálogo, parece ser que ahora la ultraderecha y la derecha tradicional desean evitar los errores que, en el pasado, la izquierda cometió durante el proceso constituyente que terminaría con la dura derrota en el plebiscito de salida en septiembre 2022. Si en ese momento el gobierno mostró abiertamente su postura favorable al texto constitucional, ahora parece tener una posición más expectante frente al actual proceso manteniendo un perfil bajo y no inclinado hacia una propuesta definida, tales como apruebo o rechazo, solo siendo un observador del proceso y sus resultados. 

El panorama parece ser muy favorable para los sectores de oposición-Chile Seguro y el PR- en la actualidad, pues el modelo que se escogió para la Comisión Experta representa porcentualmente el parlamento, que es mayoritariamente de oposición al actual gobierno. El PR junto con Chile Seguro concentra más del 55%, es decir, la mayoría de dicha instancia. Asimismo, el proceso constitucional de este año posee doce bases institucionales que son inmodificables, lo que limita la discusión de la propia Comisión Experta y el debate que pueda generarse al interior del Consejo Constitucional. Asimismo, el efecto Parisi parece haberse esfumado y el nicho que dejó abierto el PDG parece ser más seductor para el PR que el FA. Lo anterior, ya que en las elecciones presidenciales de 2021, el PDG, encabezado por Parisi, obtuvo un 12,81% en la primera vuelta, no logrando una mayoría para pasar a la segunda vuelta. En consecuencia, el PDG decidió apoyar al Frente Cristiano, encabezado por José Antonio Kast. Dado la baja votación obtenida por el PDG en la última elección, es posible sugerir que dichos votantes optaron por el PR, o en su defecto por la derecha tradicional, ya que anteriormente habían manifestado una simpatía más cercana a dichos sectores.

En suma, los resultados de estas elecciones, realizadas con voto obligatorio, plantean un escenario más complejo de analizar, dejando varias preguntas abiertas: ¿Por quién vota el chileno? ¿Qué coaliciones tienen mayor adhesión por parte del electorado? ¿Cuáles son las organizaciones que tienen mayor posibilidad de éxito en futuras elecciones? A nivel mundial, hay una tendencia creciente al surgimiento y llegada al poder de fuerzas de derecha o ultraderecha, tales como Trump en Estados Unidos, Bolsonaro en Brasil, Meloni en Italia. En Chile, una de las primeras manifestaciones fue la llegada de José Antonio Kast a la segunda vuelta presidencial, lo que se ve confirmado con la votación obtenida en la reciente elección. Los escaños obtenidos por el PR más los escaños logrados por la derecha tradicional alcanzan el quorum de tres quintos para la definición y modificación de artículos del texto constitucional que se elaborará este año.

Un proyecto político tradicional parece ser una oferta seductora para avanzar en objetivos como establecer el orden, mejorar la seguridad, reducir la inflación, y ofrecer mayores oportunidades de trabajo ante las necesidades de la sociedad. En esta oportunidad, la oposición junto con el PR serán los principales responsables de la escritura del proyecto constitucional, por ende, las dificultades que enfrenten en el plebiscito de salida será el resultado, o no, de cómo articulen sus discursos y promuevan modificaciones al proyecto. Palabras como moderación, diálogo, modernización, seguridad, delincuencia, crisis migratoria, estarán en constante discusión, ahora con la “minoría” oficialista. La duda fundamental de todo observador del proceso es si existirá una modificación importante respecto a la actual constitución o si la propuesta seguirá manteniendo algunas de las ideas fundantes del actual texto constitucional. Las doce bases institucionales y el trabajo del equipo técnico delegado para la construcción para esta nueva propuesta constitucional ofrecen un camino en gran parte ya pavimentado. Por lo mismo, una de las principales características de este proceso, a diferencia del anterior, se fundamenta en el trabajo de la comisión experta, restringiendo el debate y diálogo. Habrá un menor tiempo para dicho debate, ya que el trabajo conjunto empieza en junio y el plebiscito de salida es en diciembre del presente año. Finalmente ¿cuál será la preferencia del electorado? ¿se inclinarán por aprobar un texto elaborado en conjunto por la Comisión Experta y los consejeros constitucionales? Si consideramos los discursos y proyectos programáticos del PR y de Chile Seguro, este consejo constitucional abogará por cambios y transformaciones. Por lo mismo, quedarán para la reflexión las siguientes interrogantes: ¿qué cambios promoverán estos dos grupos mayoritarios? ¿cuáles son las ideas de cambio que estos sectores tienen para el proyecto actual frente a la constitución vigente?


[1] Datos extraídos del Servel: https://preliminares.servelelecciones.cl/#/votacion/elecciones_consejo_gen/pais/8056

[2] Partido Republicano: https://partidorepublicanodechile.cl/republicanos-afirman-que-priorizaran-materias-transversales-en-el-consejo/

[3] Información obtenida a través de la Biblioteca del Congreso Nacional/ historia política/ partidos, movimientos y coaliciones, partido republicano: https://www.bcn.cl/historiapolitica/partidos_politicos/wiki/Partido_Republicano_de_Chile

[4] El Mostrador: https://www.elmostrador.cl/destacado/2023/04/22/la-estrategia-electoral-del-partido-republicano-para-figurar-como-la-colectividad-mas-votada-el-7-de-mayo/

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