El próximo domingo 7 de mayo se realizará la elección para elegir a los miembros del Consejo Constitucional, uno de los órganos que participará en el proceso de redacción de un nuevo proyecto constitucional. El Consejo estará compuesto por 50 miembros con paridad de género, elegidos bajo un sistema de voto obligatorio y de acuerdo a la distribución definida para cada circunscripción electoral senatorial en el país. Esta instancia participará en el debate constitucional complementando el trabajo de la Comisión Experta y del Comité Técnico de Admisibilidad. Mientras la primera comisión deberá elaborar el anteproyecto de constitución que, desde el 7 de junio, deberá discutir el Consejo Constitucional, el segundo órgano estará encargado de velar porque las disposiciones de los otros dos órganos se acojan a las bases constitucionales establecidas en el acuerdo de este nuevo proceso[1].
El trabajo del Consejo Constitucional consistirá en discutir y aprobar las normas que defina la Comisión Experta. Por lo mismo, su marco de acción será limitado a diferencia del órgano constituyente del proceso desarrollado entre los años 2021 y 2022. Aunque esto puede influir en la percepción de la ciudadanía respecto a su importancia efectiva, de igual forma resulta relevante discutir en torno a su rol en el debate político actual. En particular, consideramos necesario reflexionar sobre el método con el que se elegirán los consejeros constitucionales y la relevancia que tiene esta elección para la proyección de las fuerzas políticas en el país.
Un aspecto relevante de estas elecciones se refiere al sistema de votación mediante el cual serán escogidos los miembros del Consejo. A diferencia de las elecciones anteriores, este proceso se desarrollará con la aplicación del voto obligatorio, es decir, todas las personas habilitadas para sufragar deberán acudir a los centros de votación. De lo contrario, se exponen a una multa que va desde 0.5 hasta 3 UTM (entre 30 mil hasta 190 mil pesos aproximadamente). Esto es una novedad para el proceso político chileno, al menos, en las últimas décadas. Desde el retorno a la democracia en la década de 1990, el sistema contemplaba el voto obligatorio previa inscripción de las personas en los registros electorales. Esta situación cambiaría el año 2012, momento en el que se consideraría la inscripción automática en los registros y el voto voluntario en las elecciones[2]. Luego de varios debates en torno a este tema y la experiencia del plebiscito de septiembre de 2022 -que se desarrolló bajo un sistema de voto obligatorio-, las autoridades resolvieron implementar la inscripción automática y el voto obligatorio para este proceso.
Incertidumbre del voto obligatorio
La forma en que se elegirán los consejeros le añade incertidumbre a los resultados del próximo domingo. Si bien el plebiscito del 4 de septiembre del año pasado se desarrolló bajo este mismo sistema, es diferente tener que optar entre dos opciones contrarias -apruebo o rechazo- y múltiples opciones políticas personificadas en candidaturas de múltiples edades, con experiencias y saberes muy distintos, procedentes de diferentes lugares geográficos. Este contexto general supone una forma de aproximación muy distinta por parte de la ciudadanía a cada una de las candidaturas. El hecho de tener que optar por un rostro, mediado por el alcance de la publicidad que cada candidatura ha tenido durante este período de campaña electoral, genera un escenario muy diferente al vivido en septiembre del año pasado.
En suma, es muy diferente tener que tomar una decisión entre un espectro amplio de posibilidades, cada una con características distintas. Por lo mismo, esta elección de consejeros constitucionales permitirá evaluar cómo la ciudadanía interactúa, mediante el voto obligatorio y las diferentes candidaturas, con las fuerzas políticas del país. Esta cuestión, aunque puede parecer obvia para muchos, resulta fundamental para discutir sobre el fenómeno de desafección política observado en las últimas décadas. Independientemente de los resultados, debemos preguntarnos si es suficiente avanzar hacia el voto obligatorio o se deben implementar otro tipo de medidas que permitan mejorar la calidad de la política y de la participación ciudadana de manera más amplia.
Proyecciones de la elección
El proceso electoral del próximo domingo también servirá como una instancia de evaluación de las fuerzas políticas organizadas en el país. Los resultados permitirán observar, según la obtención de escaños, las agrupaciones políticas con mayor capacidad de movilización y adhesión por parte de la ciudadanía. Esto supone, por cierto, una evaluación de la gestión del gobierno y de los distintos sectores de oposición en el contexto actual. Al mismo tiempo, esta elección servirá como un indicador de la valoración ciudadana de cada agrupación frente a las elecciones municipales, de consejeros regionales y de gobernadores regionales que se realizarán el año 2024. Para ello, se deberá analizar el desempeño de cada lista como tal. Mientras las candidaturas del gobierno están reunidas en la lista Unidad para Chile, los principales sectores de oposición están distribuidos en cuatro listas: Todo por Chile (ex partidos de la Concertación); Chile Seguro (partidos de derechas tradicional); Partido Republicano; y Partido de la Gente. Para ello, un elemento de gran importancia que se ha dado en esta y en las elecciones anteriores, ha sido el uso creciente de las redes sociales y de mecanismos de publicidad que capten la atención de la ciudadanía, como una forma de generar una cercanía o relación más directa entre las candidaturas y sus votantes.
En este marco, existe especial interés por conocer el desempeño que tendrá el Partido Republicano y el Partido de la Gente. Ambas organizaciones irrumpieron en los últimos años, obteniendo representación parlamentaria en el año 2021, y suponen un desafío importante para el sistema político. Dependiendo de sus resultados, podremos evaluar, por un lado, si el Partido Republicano liderado por el excandidato presidencial Jose Antonio Kast, a través de su discurso centrado en el ámbito de la seguridad y cuestionando el proceso constituyente, logrará consolidarse como un actor importante entre las organizaciones de derechas. Por otro lado, los resultados del domingo permitirán ver si el Partido de la Gente, a su vez también representado por el excandidato presidencial Franco Parisi, logrará alzarse como una alternativa proyectable en el tiempo a partir de su discurso crítico hacia los partidos políticos tradicionales y al rol del Estado, y a su defensa de las “personas comunes y corrientes”[3].
Consideraciones finales
En definitiva, al finalizar el día domingo conoceremos las preferencias de la ciudadanía entre las múltiples candidaturas en competencia. Más allá de las proyecciones electorales, este proceso se ha desarrollado en un contexto de incertidumbre por la experiencia del proceso constituyente anterior y también por la novedad que supone el voto obligatorio. Sin duda, esta elección resulta de gran importancia para el proceso político actual y exige la participación de la ciudadanía, puesto que a partir de su voto se definirá la composición final del Consejo Constitucional. Sobre este punto, debemos informarnos sobre las ideas y propuestas de cada candidatura, y no olvidar que cada una de ellas representa a una coalición y un partido político específico. Finalmente, es necesario enfatizar que, a pesar del desinterés que pueda haber sobre el nuevo proceso constituyente, el ejercicio de votar es importante, ya que nos permite un acercamiento concreto, mediante la conformación del Consejo, a la elaboración de una Constitución que cuente con representatividad y legitimidad ciudadana.
[1] Para conocer las bases constitucionales, véase: https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=recursoslegales/10221.3/68772/1/Acuerdo_Constitucional.pdf
[2] Véase: https://observatoriohp.cl/2021/05/20/participacion-electoral-voto-obligatorio-o-voto-voluntario/
[3] Véase el mensaje inicial del Partido de la Gente en: https://partidodelagente.cl/