Pandemia, Sociedad y Globalización

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Publicado en 9 noviembre, 2021

Transcurridos casi tres años desde el inicio de la pandemia de Covid-19, la historia nos permite comparar distintos momentos epidémicos y pandémicos en el mundo. En la historia de la humanidad ha habido gran cantidad de pandemias y las seguirá habiendo en el futuro. Las más letales asociadas a enfermedades infectocontagiosas han sido varias. La más letal se calcula que fue la peste negra, entre 1347 y 1351, con una mortandad de un 30% a 50% de la población europea con más de 200 millones de muertos. Por su parte, la viruela en el siglo XVI dejaría un saldo de más de 50 millones de muertos y, por último, la llamada gripe española, ocurrida a fines de la década de 1910, habría liquidado a más de 40 millones de personas. Aun cuando los contextos sociales y epidemiológicos son distintos a los actuales, dichas experiencias contribuyen al análisis de la situación actual.

Hasta la fecha, los indicadores afirman que más de 250 millones de personas se han contagiado de Covid-19 y más de 5 millones han muerto en el mundo. Para el caso de Chile, más de 1,7 millones de personas se han infectado y un poco más de 37 mil han fallecido. Muchas investigaciones debaten los escenarios de morbilidad y mortalidad de la pandemia. Diversos modelos (como el de HOLT) proyectan que más de 280 millones de personas a nivel mundial se vería infectada y la mortalidad sería superior a 6 millones. Esta proyección, naturalmente, puede variar dependiendo de las condiciones socioeconómicas de las regiones afectadas. Como no tenemos claridad del término de la pandemia, estos datos pueden aumentar en el tiempo.

La situación actual de la pandemia nos permite proponer algunas reflexiones en cuanto a su evolución e impactos socioeconómicos y políticos. Uno de los elementos comunes de las pandemias de los últimos 100 años es su carácter globalizador, ya que las enfermedades epidémicas han ocurrido simultáneamente en diversas regiones, conectando a grandes grupos de poblaciones en una unidad microbiana como lo planteó Le Roy Ladurie.

Es posible señalar que uno de los elementos comunes y globalizadores, guardando todas las proporciones entre pandemias, es la desigualdad social de la enfermedad y la muerte. Si pensamos en la peste bubónica del siglo XIV, las condiciones sociales contribuyeron significativamente al contagio. El ambiente de trabajo en establos, carnicerías, curtidoras y depósitos de alimentos, entre otros, fueron los lugares propicios para ella. Otro ejemplo lo encontramos en la pandemia de cólera de la década de 1880. En el caso de Chile, afectó significativamente a los sectores populares, por las deficitarias condiciones higiénicas de las viviendas y ciudades en donde habitaban dichos grupos. También es cierto que la epidemia de cólera en Chile generó un cambio en el rol del Estado con la creación de nuevas instituciones gubernamentales para enfrentar los males. De igual forma, la pandemia de influenza de 1918 permitió repensar el sistema sanitario y redefinir las normativas vigentes en Chile y en el mundo. Por ello, podemos inferir que las epidemias y pandemias no sólo tienen efectos negativos, sino que en algunos casos también han sido catalizadores de transformaciones positivas en las sociedades.

El conocimiento de las enfermedades, sus causalidades y efectos fueron elementos relevantes para determinar el proceso de construcción de la noción de higiene pública. Es así como las enfermedades infecciosas epidémicas y pandémicas fueron coyunturas que posibilitaron una actitud proclive a la higienización urbana.

La expansión microbiana y las crecientes enfermedades pandémicas han impulsado la consolidación de un aparato médico preventivo, la creación de instituciones supra-estatales, como es el caso de la Organización Mundial de la Salud, y múltiples decisiones que contemplan un plan de acción internacional para enfrentar las enfermedades. Testimonio concreto es el eficiente programa de inmunización gratuito, que, desde la década de 1950, permitió la erradicación de diversas enfermedades y que en 1978 se ve reforzado en sus estrategias de universalidad.

La globalización actual es un factor clave de la expansión de la enfermedad. En las últimas décadas se han desarrollado procesos que contribuyen a intensificar la interacción humana en muchas esferas a través de fronteras espaciales y virtuales de individuos y sociedades. En la actualidad, se han agregado como factores la contaminación atmosférica y los cambios climáticos para explicar el origen de las enfermedades, las que serían responsables de cambios en los vectores y generadores de nuevos patrones de morbilidad y mortalidad, constituyendo la más grave amenaza para la salud mundial producto del rompimiento del equilibrio ecológico mundial.

Los problemas de salud se pueden explicar por una multiplicidad de factores como son la forma del sistema económico global, la interdependencia entre países, la pérdida de poder de los Estados nacionales y los nuevos estilos de vida y consumo, entre otros aspectos. Parece evidente que, a la luz de los últimos eventos, se debe tener en cuenta otras variables de tipo culturales que ocurren paralelas a los cambios epidemiológicos, como es el caso de las representaciones, valores y conductas de las personas y comunidades en torno a la enfermedad y la muerte.

Aparentemente, la transición epidemiológica que se está produciendo en las últimas décadas generará un número creciente y recurrente de enfermedades infecciosas nuevas, que nos llevarán a cambios sociales tales como mayores grados de confinamiento, cuarentenas (aunque discutidas históricamente), distanciamiento social, aumento de la higiene personal y de las ciudades, uso de medios de protección como mascarillas, guantes y protecciones faciales, entre otros elementos sanitarios que llegaron para quedarse.

La universalización de la importancia y necesidad de fortalecer la salud pública se convierte en un desafío presente y futuro. No cabe duda de que la experiencia del Covid19, y de las futuras epidemias y pandemias de otras enfermedades, generarán transformaciones sociales, culturales y económicas profundas. En algunos años más veremos si las sociedades tuvieron la claridad para comprender y tomar las medidas adecuadas para su contención y enfrentamiento.

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