Alemania, Europa y Ángela Merkel. ¿Fin de una época?

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Escrito por Eduardo Araya Lëupin

Publicado en 23 septiembre, 2021

Si Angela Merkel fuese nuevamente candidata a Canciller Federal en las elecciones de este domingo, incluso después de 16 años en ejercicio continuo del cargo, ganaría por amplia mayoría. No solo es la política más popular en Alemania, también en Europa, pero contra lo que hacen normalmente los políticos, decidió abandonar la actividad política. Sus razones son simples: Alemania requiere de un relevo. Con esa decisión se cierra un ciclo no solo en la política alemana, también en la política europea.

Angela Merkel, nacida en Hamburgo en 1954 con el apellido familiar Kasner, creció y realizó sus estudios en la antigua República Democrática Alemana (DDR), porque su padre, un pastor luterano aceptó hacerse cargo de una comunidad en Quitzow y luego en Templin, ambas en la DDR cerca de Berlín. En la localidad de Templin realizó su vida escolar, en Leipzig realizó sus estudios pregrado en Física (1973) y posteriormente, en la Academia de Ciencias en Berlín Oeste, sus estudios de Doctorado (1986), en donde también trabajo como investigadora.

En esos años, Merkel no tuvo compromiso político, ni respecto del partido gobernante (SED) ni en los grupos disidentes que operaban al alero de comunidades luteranas, aunque sí estuvo vinculada a la FDJ (la Juventud del Partido Socialista Unificado, que era el nombre oficial del Partido Comunista de la DDR). Esta aparente contradicción debe ser entendida en el contexto de una sociedad de rasgos totalitarios en donde la no-militancia convertía a cualquier persona en sospechosa y por tanto, quedar bajo el escrutinio de la tristemente célebre Seguridad del Estado (STASI), pero en donde hasta los “militantes” podían ser igualmente sospechosos y comenzar a tener problemas de persecución laboral, tal como se describe magistralmente en el film “La Vida de los Otros“ de Florian Henckel (2006).

Este parte de la biografía de Angela Merkel, permite entender ciertos rasgos de su personalidad. Si hay una característica  que siempre se ha destacado en ella es ese rasgo de sencillez en su vida cotidiana y que se expresa tanto en su apariencia, sin ostentación ni lujos, como en sus costumbres. El ascetismo es muy propio de la tradición luterana en la que fue educada, pero también, la vida cotidiana en la antigua DDR para cualquier ciudadano fuera de la élite gobernante, implicaba satisfacer necesidades básicas, pero sin lujos. Mantener una vida reservada y de bajo perfil también podía ser una estrategia de sobrevivencia.

Su formación científica la convirtió en una persona observadora, analítica y reflexiva, pero también flexible, no solo porque vivió la disolución de la DDR y debió adaptarse a las formas de vida cotidiana de la República Federal; también su vida académica le había permitido algún contacto con la otra Alemania, conocer la URSS y otros países del “Bloque Socialista”. Estas experiencias la convirtieron en una persona observadora y reservada. Hay otros rasgos de su personalidad que desarrolló a partir de su experiencia política, como por ejemplo su pragmatismo, una gran capacidad para escuchar, empatizar con los otros y comunicar de manera precisa la razón de sus decisiones. El pragmatismo en política es a veces un eufemismo para describir conductas oportunistas e incluso de falta de carácter o convicción. Aunque en las etapas iniciales de su carrera los medios de prensa alemanes la acusaban de aquello, nunca fue el caso de Angela Merkel. En todos sus períodos como Canciller debió enfrentar alguna crisis y lo hizo con energía, como por ejemplo la crisis griega o la de los refugiados, con plena conciencia de los costos personales y colectivos que sus decisiones implicaban y también, sin perder la calma, enfrentó los desbordes de los machos Alfa de la política internacional como Trump o Putin.

La vida de Angela Merkel cambió radicalmente con la Caída del Muro (1989). Se incorporó al recientemente creado partido Demokratisches Aufbruch (DA) y rápidamente escaló posiciones para trabajar directamente con el Pdte. de ese Partido Wolfgang Schnur. Esa organización política, como otras nacidas en ese contexto, tuvo una vida breve. En las elecciones generales de 1990 los resultados de DA fueron catastróficos, lo que llevo a que se fusionara con la CDU de la DDR para crear un movimiento amplio denominado “Alianza por Alemania” que permitió elegir a Lothar de Meziere como primer (y último) Canciller democrático en la DDR. En ese Gobierno, Angela Merkel desempeño el rol de vocera de prensa, lo que le permitió estar presente en las negociaciones internacionales más importantes de ese crucial período de la historia de Alemania. Ese fue su “curso básico” de política.

Con la Reunificación, Angela Merkel continuó trabajando en el área de prensa del Gobierno, hasta que con el apoyo de Günter Krause, dirigente regional de la CDU en la Región de Vorpomern, gano su primera elección como diputada por la circunscripción de Rügen (Diciembre de 1990). Sorpresivamente el reelecto Canciller Helmut Kohl la designó Ministra para Familia y Juventud. A diferencia de Kohl, quien construyo metódicamente su poder desde abajo en su natal Renania y que contaba con amplias redes partidarias, Angela Merkel tuvo la suerte de estar en el lugar preciso en el momento preciso y su rápido ascenso fue apoyado por políticos influyentes como Lothar de Meziere primero y el propio Kohl, quien en esa etapa la llamaba “su niña”, pero obviamente la “niña” no sólo tuvo padrinos, poseía una gran inteligencia, instinto político y una enorme capacidad de trabajo que reemplazaba con creces su falta de redes.

Entre 1994 y 1998 se desempeñó como Ministra de Medio Ambiente. La derrota de la CDU en las elecciones federales de 1998 forzó el retiro de Kohl y fue reemplazado por Wolfgang Schauble, su anterior Ministro de Interior en la presidencia del Partido. Schauble propuso a Angela Merkel como Secretaria General y Kohl permaneció como Pdte. Honorario. Un punto de inflexión en la carrera política de Merkel ocurrió cuando el ex Canciller Federal Kohl debió enfrentar acusaciones por donaciones ilegales que habrían sido destinadas a financiar la campaña de 1990 en la ex – DDR. Más allá del propósito, era una situación de ilegalidad que afectaba directamente a Kohl, pero que ponía en tela de juicio a la directiva de la DCU. Angela Merkel era en ese entonces Secretaria General de la CDU y por tanto responsable del aparato partidario. Sin consultar con nadie, publicó una extensa carta crítica (Diciembre de 1999) en uno de los diarios más importantes de Alemania, llamando a la CDU a distanciarse de la figura que para ese entonces era presidente honorario de su partido. El argumento de Merkel fue que la credibilidad del partido, de cara a la opinión pública alemana y a su futuro, era más importante que la defensa incluso de sus figuras más relevantes. Ese arriesgado paso de Angela Merkel no exento de críticas internas, le permitió forzar también la renuncia al cargo de Wolfgang Schauble como presidente de la CDU y sacar de la competencia por la sucesión de la presidencia del partido a otras figuras cercanas a Kohl. En Abril del 2000 Angela Merkel, que aparecía como una figura sin vínculos con el Affaire de las Donaciones, fue electa como nueva Presidenta de la CDU. El desarrollo de este evento no es anecdótico; muestra por una parte su instinto político, por otra, que es incorrecto el supuesto feminista de que las mujeres tienen una manera particular de relacionarse con el poder distinta a la de los hombres. En esa coyuntura, que fue fundamental para cimentar su propio poder dentro de la CDU, ella no actuó de manera distinta a lo que había hecho el propio Helmut Kohl en su extensa carrera política.

Hasta el 2005 la CDU debió permanecer en la oposición. En mayo de ese año Angela Merkel fue electa como candidata de la CDU-CSU para las elecciones que debería realizarse en Septiembre. En esa elección la coalición CDU-CSU obtuvo solo una ventaja marginal, pero de la negociación con los otros partidos se alcanzó una “Gran Coalición” junto al Partido Social-Demócrata (SPD). El 22 de Noviembre, con 397 de 611 votos válidos, fue electa como Canciller Federal. Era no solo la primera mujer en ese cargo, también era la Canciller más joven (51 años) y la primera que provenía de un Estado (Land) de la antigua DDR.

Su perfil político se fue definiendo desde el dominio de los temas que quedaban bajo su competencia, es decir como “matea”. Esta imagen le permitió imponerse en los debates al más mediático Canciller Schröeder (SPD) y derrotarlo en las elecciones de 2005. A lo largo de su carrera, la imagen de Angela Merkel tanto en los medios alemanes como internacionales fue mutando. A los medios alemanes les costó encasillarla dentro de algún arquetipo, porque su imagen no cuadraba ni con la imagen promedio de una dueña de casa de la Alemania Federal ni con las figuras políticas femeninas de su partido, y muchos menos con el perfil de las políticas de izquierda en Alemania. Se podría decir que la valoración positiva de Angela Merkel fue primero en los medios europeos más que en los medios alemanes, pero también su imagen en las portadas de la prensa escrita europea varió de crisis en crisis. Cuando se produjo la crisis de la Zona Euro (2010), en los países así llamados PIGS (Portugal , Irlanda, Grecia y España ) y particularmente cuando hizo eclosión la crisis de la deuda griega, en donde la líder de la economía más grande de la UE se resistió a condonaciones de deuda y presionó para mantener una política fiscal responsable en la Zona Euro, proliferaron en muchos medios europeos, particularmente en los países afectados por la crisis, caricaturas en que ella aparecía asociada a símbolos nazis. En cambio, cuando se produjo la crisis de los refugiados en Europa (2015), cuando Angela Merkel no solo decidió abrir las fronteras de Alemania (“nosotros podemos… “) sino que presionó a los socios europeos para que adoptaran una política similar, en algunas portadas de publicaciones internacionales las caricaturas adoptaron el símil de Sor Teresa de Calcuta. Su última decisión relevante para la política europea, fue, en medio de la Pandemia del COVID y un tanto a contrapelo de su propia historia como Canciller, promover junto con el Pdte. de Francia un Plan de Recuperación Europea dotado de 2,018 Billones de Euros; el mayor programa de estímulos financieros en toda la historia de la UE.

Desde su primer mandato Merkel impuso un sello técnico a su Gabinete en un extenso programa de reformas que abarcaba el tema del federalismo, reformas en la administración del Estado, energía, medio ambiente , innovación científica y tecnológica , trabajo y salud pública. Es difícil sintetizar en este espacio el rol de Angela Merkel en el ámbito internacional. Consignamos solo algunas áreas relevantes. Las relaciones entre USA y Alemania se resintieron con la oposición del socialdemócrata Schroeder frente a la invasión de USA a Irak (2003), Schroeder aglutinó opositores europeos a esa decisión, en la misma posición que Rusia. Angela Merkel se esforzó por mejorar las relaciones transatlánticas, pero esto ocurrió solo con la llegada de Obama a la Casa Blanca. El pragmatismo de Merkel no cuajó inicialmente con el “idealismo” de Obama, pero el interés compartido por temas como medio ambiente y energía terminó por generar empatía entre ambos, esto a pesar de que en el 2013 se filtró a los medios la información que los servicios de inteligencia de USA y el Reino Unido había tenido bajo vigilancia electrónica a figuras del Gobierno alemán y entre ellas a la propia Canciller, una operación que se hacía desde la Embajada de Estados Unidos en Berlín y que se habría iniciado en el 2002 en contra del Canciller Schroeder. De la relación con Trump ya sabemos. Es difícil usar sobre este punto un adjetivo adecuado respecto de alguien que jamás tuvo modales pero respecto del cual Angela Merkel jamás se dejó provocar ni intimidar, pero las relaciones entre ambos no era solo cuestión de empatía: hubo tres temas que tensionaron la relación entre ambos gobiernos: EL superávit comercial, el aumento del gasto en defensa en relación a la OTAN (exigencia del 2% PIB) y el Gasoducto Nord-Stream para llevar gas ruso a Alemania directamente bajo el Mar Báltico (sin pasar por Ucrania) y por extensión, las relaciones entre Alemania y Rusia

La relación de Angela Merkel con Putin y Rusia ha sido también compleja. El intercambio económico entre ambos países es importante y la economía alemana depende fuertemente de la provisión de gas ruso. En relación a Rusia, Alemania está obligada a actuar con cautela , pero eso no ha obstado para que la Canciller Alemana haya actuado con firmeza (suscribiendo el acuerdo de sanciones económicas) respecto de dos temas sensibles: Ucrania (incluida el problema de la anexión de Crimea ) y el tema de los disidentes, en particular de Alexei Navalny.

Sus profundas convicciones democráticas también la ha llevado a tener relaciones tensas con los nuevos autócratas como Recep Tayik Erdogan o líderes de regímenes iliberales al interior de la UE, como Viktor Orban de Hungría o el régimen polaco, aun dominado por Jaroslaw Kaczyński desde la presidencia del Partido Ley y Justicia. A pesar de que Angela Merkel siempre ha promovido al interior de la UE un régimen especial para Turquía, se ha opuesto a que Turquía tenga membrecía en la UE (que fue una idea promovida Schroeder, por su antecesor en el cargo). Erdogán ha acusado a Merkel de promover una política de asimilación cultural de los turcos en Alemania, en realidad lo que la Canciller ha promovido, como una consecuencia de los atentados yihadistas en Europa y el aumento del peso electoral de grupos nacionalista de ultraderecha como por ejemplo Alternative für Deutschland (AfD) es el rechazo a la doble nacionalidad y la necesaria adaptación cultural de los inmigrantes o residentes musulmanes respecto de los valores europeos, entre los cuales obviamente , están los valores democráticos y la igualdad de género. Respecto de este último punto, Merkel por mucho tiempo obvió pronunciamientos respecto del feminismo, porque no se identificaba con el activismo de género, hasta que en el último tiempo se declaró también feminista asumiendo que el feminismo es básicamente una demanda por igualdad de derechos entre las personas.

Durante mucho tiempo, la política de EU y los avances en su proceso de integración dependió de dos locomotoras: El liderazgo político de Francia y el económico de Alemania, pero después de Mitterrand, los avatares de la política francesa no generaron liderazgos de magnitud como para estar a la altura de esa tarea. Alemania, a través de la continuidad de Angela Merkel en el cargo de Canciller asumió entonces ese rol. Los ciudadanos franceses desearían para su país un liderazgo como el de Merkel porque les parece excepcional una figura política que en 16 años no ha estado vinculada a escándalos de ningún tipo, pero paradojalmente no votarían por ella para Presidenta de Francia: les resulta también demasiado aburrida. El retiro de Angela Merkel tiene aires de fin de época. Simplemente en la UE, al menos en el corto plazo, no hay reemplazos para su liderazgo. Respecto de las próximas elecciones federales en Alemania, los medios europeos, dependiendo del país, oscilan entre dos posiciones: una “optimista”, que sostiene que sea quien sea el candidato que gane, en Alemania habrá un gobierno de coalición y en relación a la agenda europea, la política alemana tenderá a mantenerse. La otra perspectiva es que sea quien sea el que gane, siempre se tratará de principiantes sin experiencia internacional, lo cual se traducirá en una Alemania más débil.

Es una paradoja, pero aun tras 16 años y cuatro períodos como Canciller Federal, muchos en Alemania se preguntan quién es realmente Angela Merkel y cual ha sido el secreto de su éxito, porque la respuesta no es simple. Para una equivalencia con los personajes de House of Cards parecen no haber puntos de comparación: Ni glamour, ni venganzas, ni corrupción, ni menos saltarse las reglas. Los personajes de House of Cards nunca fueron de compras al supermercado. Tampoco hay lugar respecto de comparaciones con populistas de cualquier pelaje. Pero nadie se equivoca en un punto: no se permanece 16 años en el poder sin tener instinto político, aún más, hacerlo sin parecer como una personalidad dominante, ni “Alfa” de ninguna especie, ni tener una retórica desbordante. Tampoco se puede describir a Angela Merkel como una visionaria; su talento y eficacia estuvo siempre en otro lugar: confiable, precisa y con dominio de los detalles de cada tema hasta la última coma. Tal vez no le haga justicia pero algo en ella recuerda lo mejor de la Realpolitik: La política es aquello que es posible en un momento determinado, en donde se deben conjugar las metas de un horizonte político con la capacidad para otear de manera oportuna el cambio en la dirección del viento social, tener sentido de la oportunidad y capacidad para construir acuerdos. Esas son las razones por las cuales, por sobre todo, Angela Merkel ha sido una garante de la estabilidad democrática en su país y en Europa. En tiempos de crisis, eso es lo que sus compatriotas y los europeos finalmente necesitan y le reconocen.

¿Se retira de la política en el momento oportuno? El tiempo lo dirá. Angela Merkel de seguro se hizo esa pregunta muchas veces. De hecho, comenzó a preparar su sucesión en 2018, cuando tras los malos resultados en varias elecciones regionales decidió entregar la dirección de su partido. La elegida, en ese momento presumiblemente su sucesora, fue Annegret Kramp Karrenbauer (ex Ministra-Presidente de la Región del Sarre, conocida como AKK), pero ese intento de resolver la sucesión fracasó. El acuerdo electoral de la CDU y los Liberales con el partido de extrema derecha Alianza por Alemania (AfD) en las elecciones en Türingen puso en tela de juicio la capacidad de AKK. para mantener la casa en orden y los Barones de la CDU no dejaron pasar la oportunidad. AKK quedó fuera de competencia para ser la futura candidata a Canciller. De esta experiencia Angela Merkel aprendió y renunció a la posibilidad de otro intento para definir su propia sucesión. No uso su influencia en la elección de Armin Laschet como actual candidato a Canciller Federal (aunque Laschet hizo campaña como el continuador de las políticas de Merkel) y solo marginalmente ha participado en la actual campaña electoral a pesar de que el candidato de la CDU según las encuestas, tiene pocas posibilidades de ser electo.

Angela Merkel se retirará en su estilo, sin estridencias ni grandes gestos. Consultada sobre qué hará cuando deje el cargo dijo simplemente: “dormir un poco y después veremos “.

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